Siempre me ha sorprendido la informalidad de muchos profesionales; no entiendo cómo pretenden prosperar en sus negocios con tan malos modos. Voy a contar dos historias que ponen en evidencia esta realidad, por contraste.
El verano anterior al pasado, durante varios meses, Pizza Hut instaló un local justo debajo de mi casa. Hizo un ruido infernal durante semanas. Además, instaló una chimenea de extracción a través de nuestra terraza que da al patio interior, para lo que dimos toda clase de facilidades. Siempre pensé que un buen director de marketing sugeriría tener algún detalle con los sufridos vecinos, una invitación a la inauguración, unas pizzas para cenar un sábado... Nada. Nada de nada. Así es probable que nunca pise ese local, ni les pida que me envíen una pizza.
El fin de semana estuve en Barcelona. Paseando con mi madre me contó que están haciendo obras en el piso de arriba. Me dijo que el nuevo propietario, un chico joven, había ido a ver a mis padres, a presentarse, y que les había dejado una tarjeta con los horarios de las obras. Otro día volvió a verles y les llevó una caja de bombones... Me parece que no hace falta más comentarios. Hay quien hace las cosas simplemente mejor.
El verano anterior al pasado, durante varios meses, Pizza Hut instaló un local justo debajo de mi casa. Hizo un ruido infernal durante semanas. Además, instaló una chimenea de extracción a través de nuestra terraza que da al patio interior, para lo que dimos toda clase de facilidades. Siempre pensé que un buen director de marketing sugeriría tener algún detalle con los sufridos vecinos, una invitación a la inauguración, unas pizzas para cenar un sábado... Nada. Nada de nada. Así es probable que nunca pise ese local, ni les pida que me envíen una pizza.
Rules are made to be broken. Dan ganas de de ir con la peña hambrienta a cenar y marcharse sin pagar. Crash the rules! #Tontería pic.twitter.com/5Ll5R177nG— Alberto Tarifa ﻥ (@atarifa) 21 de octubre de 2017
El fin de semana estuve en Barcelona. Paseando con mi madre me contó que están haciendo obras en el piso de arriba. Me dijo que el nuevo propietario, un chico joven, había ido a ver a mis padres, a presentarse, y que les había dejado una tarjeta con los horarios de las obras. Otro día volvió a verles y les llevó una caja de bombones... Me parece que no hace falta más comentarios. Hay quien hace las cosas simplemente mejor.
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